domingo, 23 de febrero de 2014

Democracia: ¿En qué grado?

La democracia, un sistema que la Real Academia Española define como: doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. Bien, esta reflexión no viene a cuestionar la legislación, organización del estado o cualquier aspecto concerniente a la transición política; esto trata sobre el actual sistema de representación a grandes rasgos, para ello utilizaré un supuesto que no se puede realizar en este sistema pero que evidencia claramente la insuficiencia en el grado de baja representatividad democrática que en la actualidad nuestro sistema político peca como tal.

El supuesto es el siguiente: ¿El ciudadano habría optado por la misma decisión que su partido político si este hubiese tenido la oportunidad de votar por su cuenta?
Imaginemos que tenemos ante nosotros cuatro cuestiones a votar:
1ºPresupuesto del estado para la educación: ¿se reduce o se amplia el presupuesto?
2ºLey del aborto: ¿Se debe modificar y en qué aspectos?
3ºNacionalización de la banca: ¿A favor o en contra?
4ºTrabajo: ¿A favor de reducir, aumentar o dejar intacto el número de horas legales permitidas en el trabajo? El número actual es de 40 horas semanales.

¿Acaso un partido hubiese acertado o complacido a las personas que votaron por un partido político? Si 30 o 20 millones de personas votasen por un mismo partido en concreto, este no podría "contentar" a una mayoría, puesto que vemos en nuestro día a día como la sociedad en general muestra un sonoro rechazo hacia medidas y leyes que el partido al que voto realiza, puesto que es evidente que la decisión de millones de personas no se puede solamente limitar a una sola decisión (elecciones cada cuatro años) sobre muchísimos aspectos que surgen en el devenir de la política, los conflictos, cambios y decisiones a adoptar por toda una sociedad no puede quedarse en un solo voto, ya que es imposible que pueda darse una representación por parte del pueblo que sea efectiva. El único modo de representar la mayoría del pueblo es a través de la democracia directa, porque de ese modo, no se filtra una decisión única popular, en este caso, la elección de un partido político que luego decide por su propia consideración y arguyendo que lo hace a través de una ideología de partido, elecciones que el pueblo mayoritariamente no acepta.

El sistema falla porque la ideología no puede considerarse como un modo de obrar válido y universal en la política que todos pueden ver, hay subjetividad en cuanto que necesidades y conflictos que un partido aborda no son vistos del mismo modo que la persona que le voto, es decir, el socialismo no puede desde tratar un tema desde un solo enfoque sobre el que abordarlo: el republicanismo, la economía, la salud, el deporte...no pueden abordarse desde una ideología política. Los partidos han simplificado la idea de política, la clasifican en izquierda, derecha y centro, y política es todo lo que al ciudadano le concierne, no hay izquierda, derecha o cualquier otro "bloque" que pueda representar las ideas de cada individuo sino es a través de la democracia directa, del voto continuo sobre cada ley, acción o resolución que el estado deba hacer.



En el caso de la decisión tomada por los suizos, que es la inmigración ilimitada a través de tratados internacionales,  aunque parezca inaceptable o cuestionable a priori, es preciso aplaudir el medio por el cual han llegado a tal decisión, no el fin. La decisión puede ser o no, injusta dependiendo desde donde se mire, pero la forma en la que se ha llegado a tomar tal decisión es aceptable.

http://ep01.epimg.net/politica/imagenes/2011/06/27/actualidad/1309203552_231713_1309203760_noticia_normal.jpg

Personalmente, no creo que sirva este caso concreto de Suiza, para criticarse en si, el sistema de representatividad que posee, que es sin duda envidiable para cualquier sociedad que estime y crea necesario un cambio en el sistema político partidista. Si en Suiza hay decisiones criticables, siempre puede decirse que se llevaron a cabo por la aceptación mayoritaria de la sociedad, y no por la decisión de un partido político que salió elegido y aprovechó su mayoría absoluta para obrar en contra de la voluntad de la sociedad.

Concluir que, por muchas decisiones aceptables o beneficiosas que haya realizado un partido político, no pueden considerarse democráticas, porque sus medios son insuficientes para representar fielmente la voluntad de la sociedad: el fin puede ser válido pero no su medio como sucede en las democracias representativas.

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