jueves, 22 de mayo de 2014

El arte y la cultura en Talavera: una mirada sociocultural

La cerámica es para Talavera el pilar que la caracteriza como ciudad de la cultura tradicional, pero en este sentido, no podemos otorgar una importancia capital al arte que en ella se produce, ya que como Educadores Sociales no podemos sobrevalorar o tener en alta estima el arte y la cultura que fruto de las relaciones mercantiles y económicas produce y resalta la cerámica.

¿Acaso no hay más arte aparte de este? ¿Es sólo la cerámica lo que representa Talavera o hay muchas otras cosas más? ¿La música en la calle, la pintura, los grafitis, la interpretación...?

No podemos menospreciar el arte y la cultura de aquellos que no quieren venderla, que no quieren con ello el logro o la obtención de ningún tipo de lucro. El arte debe apreciarse desde todas las miradas, dejando al margen cualquier visión clasista o categorizadora que usa la cultura y el arte como un valor que puede traducirse en un bien económico, y que dependiendo de su alto o bajo valor cuantitativo parece que es más interesante y admirable.

Los educadores deben educar en la enseñanza de una valorazación justa de la cultura, del aprecio por amor al arte sin el interés material, del gusto crítico, dejando al margen la calidad de los materiales con los que una obra se ha hecho, y centrando la atención en el mensaje de lo que ese arte pretende transmitir y no  escuchando primero lo que la opinión que "expertos" dicen.

La cultura, así como la tradición, no es eterna, puesto que esta en constante cambio y transformación, y estos depende de numerosas variables concernientes al entorno y la política social que en él se llevan a cabo, si entendemos que estas políticas actuan de un modo restringido en cuanto a la creación cultural que cualquier ciudadano puede llegar a aportar a su ciudad, la capacidad para que el arte cambie de forma democrática y justa no serán posibles allí donde esto se produzca.

Por ello, las políticas sociales deben fomentar la participación e inclusión de todos los ciudadanos en la creación cultural y artística para poder modificar y configurar la tradición de Talavera, una ciudad que no solo posee la cerámica como único atractivo, sino que cuenta con músicos, artistas, bailarines que en su día a día crean arte que en caso de ser amplificado por los medios de los que dispone esta ciudad, lograrían proyectar una imagen al exterior muy distinta de la que en la actualidad tenemos.
Para ello, solo es necesario difundir los eventos culturales a través de los equipamientos de proximidad (Biblioteca José Hierro, Centro Cultural Rafael Morales...), conectando las asociaciones con estas para unir fuerzas y conseguir un incremento de los recursos que de inicio ya se contaban.

El arte no debe entenderse desde el pasado, y por ende como algo que va alcanzando más y más valor, sino que debe observarse como algo que se crea en el presente y en el futuro, como un constructo que cambia y varía en la medida que se modifica su modo de entendimiento y la representación del mensaje que se quiere transmitir.



Aparte de esto, educar en la valoración del arte requiere de una enseñanza por parte del Educador Social que modifique en cierta medida el sentido y la mirada con la que en nuestros días se da al arte y la cultura, esto es: una visión clasista y estereotipada consistente en la creencia que los más aptos son los que merecen mayor reconocimiento,y que el término "apto" se logra por el prestigio que los medios le atribuyen.

A menudo vemos como artistas pertenecientes al ámbito de la interpretación en el campo del cine o el teatro son colocados como la panacea del momento eclipsando a artistas locales y a aficionados de territorios de cualquier lugar; es típico observar que la ganancia o sueldo y mérito van correlacionadas o guardan cierta analogía para poder tener en estima a un artista; es aquí, sobre esta la idea, la que el Educador Social debe combatir y rebatir, y esto solamente es posible a través del debate y la reflexión con el "otro", puesto que el diálogo siempre debe ser democrático, al igual que los valores que sobre la cultura y el arte intentamos transmitir, ellos quedarían sobre papel mojado si vamos cambiando a los demás sin el uso de la razón que cada sujeto debe someter a sus esquemas para poder llevar a cabo un cambio significativo y auténtico, aquel que el propio sujeto alcanza desde sí mismo y su plena libertad de elección.

Por último, debemos instar a todos los ciudadanos la creación del arte que de ellos puede salir, todos somos potencialmente artistas si con el tiempo y los recursos que a nuestra disposición se pueden poner nos ofrecen; es por ello que la figura del Educador no debe limitarse explícitamente al fomento de la creación artística y cultural de forma democrática sino además, ser intermediario con los medios de los que Talavera dispone y con los cargos y responsables de los mismos con el objetivo de dar a los ciudadanos la posibilidad de forma parte de la tradición artística y cultural de su ciudad. Los medios económicos de los que dispone cada ciudadano no deben ser un obstáculo para su participación, esto solo produce un creciente y desgarrador individualismo que conduce a la competitividad en el campo del arte; entender que el colectivismo es valioso y rico para el arte, es ver a la cultura como creación de fusiones en las relaciones sociales de una ciudad, porque la interacción entre las personas de todos los barrios, calles, manzanas que se produce cuando se participa tanto en el aprecio de la cultura como en la creación de la misma es de incalculable valor para la creación de nuevos tejidos sociales que favorezcan un clima positivo en la transición por diversos espacios que cada ciudadano llegará a pasar y podrá en ellos, ver un fragmento de lo que en un día creo con otros, y también en otros donde en un futuro llegará a estar; todo esto depende de tres actores que interactúan entre sí, a saber: la ciudadanía, los Educadores Sociales y para lo que a nosotros son las más importantes y decisivas aunque no determinantes, las políticas sociales.






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