Haciendo una segunda lectura más en profundidad sobre el texto y cotejando las ideas principales que se comentaron en su día en clase hemos reflexionado y llegado a la conclusión de que el civismo no se aprende a golpe de normativa y que como educadores sociales debemos aprender a leer nuestra ciudad para poder observar como está distribuida, en cuanto a recursos y equipamientos se refiere. De esta manera sacaremos mejor y mayor provecho de los espacios porque según sea, e interpretemos la ciudad en la que vivimos y la interioricemos, así será la forma en la que la transmitamos como educadores. Además debemos proyectar una "forma" en la que estar y transitar por las calles y barrios de nuestra ciudad, y no solamente eso sino, de saber vincularse con el otro y de asumir una participación responsable.
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